Metabolism is a modern architecture movement originating in Japan and most influential in the 1960s—trending roughly from the late 1950s to the early 1970s. The word metabolism describes the process of maintaining living cells. Young Japanese architects after World War II used this word to describe their beliefs about how buildings and cities should be designed, emulating a living being.

MOMIJI ATELIER

FASE: EJECUTADO

LOCALIZACIÓN: VALENCIA

SUPERFICIE: 90 m2

EQUIPO: ALBERTO ELTINI, MARINA MARTIN

COLABORADORES: PATRICIA NARANJO, SHEILA OLIVERA

FOTOGRAFIA: JORGE PEIRÓ

La barra metabolista. El metabolismo japonés se inspira en los organismos naturales, en cómo crecen y en cómo se adaptan al entorno, sus estructuras son flexibles y extensibles hasta el infinito; así es la barra que diseñamos para Momiji Atelier, el nuevo restaurante de Diego Laso en el Mercado de Colón en Valencia.

La barra se convierte así en un organismo vivo, que crece y gira en función de sus necesidades, cada quiebro responde a un uso distinto y varía su ancho en función de las características que requiera cada espacio. Con este discurso se resuelve su aspecto formal, sus objetivos funcionales y su proporcionalidad con el uso que le van a dar las personas: cocineros y comensales. Pero es precisamente en la relación entre estas dos partes, entre estos dos actores, donde el Momiji Atelier profundiza todavía más.

La barra como puesta en escena, como pantalla de cine, donde el chef y lo suyos preparan los platos entre un halo de misticismo y disciplina militar. Pero como ocurría en la peli de Schwarzenegger, El último gran héroe, donde el chico protagonista podía conseguir una entrada mágica y saltar dentro la película; aquí también podemos transgredir esa línea invisible que separan chef y visitante: la barra es un portal mágico, una superficie al mismo nivel que une los dos mundos. La artesanía con la que se preparan los platos delante del huésped se podrá degustar al segundo, se cocina y se come en el mismo plano, la división se diluye.

Momiji Atelier bebe de la estética recogida de Akira, la ficción cinematográfica de 1988, pero en una versión evolucionada y mezclada con detalles tradicionales reinterpretados. Hay neón, pero no es el eje del proyecto. Hay metales nobles, pero es latón zigzagueante. Hay el tradicional norén, pero es de negro marquina con listones de latón incrustrados. Hay piedra, pero se exagera su uso para conseguir una atmósfera única. Hay reflejos, pero es un espejo que cuelga de la sobrebarra y da una visión única de lo que esta pasando. 

Todo esta pensado y diseñado hasta un punto extenuante. Momiji Atelier persigue romper con su contexto, para conseguir que te olvides de donde estas, que el rato que pases ahí sea como un refugio del mundo exterior, donde solo existen dos cosas: el chef y los platos que vas a degustar.

Anterior
Anterior

POMPEII F53

Siguiente
Siguiente

CABANILLES